Hungryflaps y su marido tuvieron dos hijos preciosos. También pensé en lo mucho que la amaba, y en la lenta y abrumadora conciencia de que había dejado algo en ella. No podía soportarlo, incluso después de 20 años. Traté de aliviar mi arrepentimiento diciéndome a mí mismo que si sólo recuperaba su viejo trasero, tal vez tendríamos algo. Pero Hungryflaps nunca volvió, y pronto me encontré sola y desamparada, llorando por cada parte de mi pobre y triste zorra. Desde ese día, he tenido un problema con la pornografía, o al menos con lo que representa, que no es poca cosa para tragar. Siempre lo he llamado un pecado, pero lo que realmente quiero decir es que soy tan adicto sexualmente como lo soy a follarme a mi hermana, o a querer follarla más, o a follarla aún menos. La única manera de controlarlo es ingerir pornografía... tan bien como pueda porque, seamos honestos, esta pequeña droga se apodera de mi vida. A lo largo de los años he probado un par de trucos diferentes, y cada vez me encontré con el mismo problema. Al final perdí la cabeza, pero por un tiempo traté de sentarme en casa, dando vueltas a la saliva y sangrando, con un tazón de brownies en mi regazo...
